En el hemisferio sur, nos estamos acercando a las vacaciones, sentimos la necesidad de desconectarnos y de permitirnos un espacio sin preocupaciones ni temas exigentes. ¿Quizás no sabemos, inclusive, si estas vacaciones tendremos la posibilidad de viajar?. Igualmente te invitamos a ser parte de esta reflexión, el tema de esta semana: “la gestión del agua y el turismo”.
Columna de: Paula González*
Hice un ejercicio con mi familia y pregunté: ¿si cerramos los ojos y pensamos en un destino de vacaciones, qué imagen aparece?. Las respuestas fueron variadas: la primera persona dijo “piscina”, la segunda, “mar, agua”, la tercera; “rio, sombra, lagos”, la cuarta “mar” y la quinta “un lago y un volcán”.
Los destinos turísticos se enmarcan en ciertos ecosistemas donde el agua es su rasgo más característico (humedales, playas, ríos, lagos, cataratas, islas, glaciares o nieve, entre otros) o buscan aprovecharse de sus numerosos beneficios como son los balnearios, centros termales, etc.
La urgencia de custodiar este recurso está años luz de pensar que es esencial solo para nuestro descanso.
El agua es el primero entre los temas del desarrollo sostenible, porque es fundamental para la supervivencia misma de los seres humanos, es motor del desarrollo socioeconómico, de la energía y la producción de alimentos. Es la fuente principal de los ecosistemas saludables. Por ello se dice que el agua es el vínculo crucial entre la sociedad y el medioambiente. El panorama mundial nos muestra que para el desarrollo del ser humano, el agua y los sistemas de saneamiento no pueden separarse y nos encontramos frente a una cuestión de derecho.
Entre los desafíos, las Naciones Unidas tiene en agenda trabajar para reducir esta problemática cuyas cifras estremecen:
- 2,1 billones de personas carecen de acceso a servicios de agua potable gestionados de manera segura (OMS/UNICEF 2017).
- 4,5 billones de personas carecen de servicios de saneamiento gestionados de forma segura (OMS/UNICEF 2017).
- 340.000 niños menores de cinco años mueren cada año por enfermedades diarreicas (OMS/UNICEF 2017).
- La escasez de agua ya afecta a cuatro de cada 10 personas (OMS).
- El 90% de los desastres naturales están relacionados con el agua (UNISDR).
- El 80% de las aguas residuales retornan al ecosistema sin ser tratadas o reutilizadas (UNESCO, 2017).
- Alrededor de dos tercios de los ríos transfronterizos del mundo no tienen un marco de gestión cooperativa (SIWI).
- La agricultura representa el 70% de la extracción mundial de agua (FAO).
- Aproximadamente el 75% de todas las extracciones de agua industrial se utilizan para la producción de energía (UNESCO, 2014).
Seguramente no es la primera vez que leemos esto, y tampoco sea la primera vez que sentimos la necesidad de comprometernos en trabajar por una adecuada gestión del agua.
La propuesta de dejarnos interpelar sobre el estado de los recursos naturales del entorno, nos permite sensibilizarnos y seguramente nuestro comportamiento busca custodiar este recurso.
Expertos en la cuestión del agua para formular políticas y estrategias aseguran que el sector turístico contribuya a proteger los recursos hídricos y ello aporta de modo especial a la población. También, por el contrario, nos encontramos con otras comunidades donde el turismo es una puerta al desarrollo, pero se encuentran con escasez de agua.
Así me sucedió con Héctor Lamas de la Comunidad Omaguaca de Hornaditas en la provincia de Jujuy, que recién luego de 6 años me expresó su gran preocupación de tener un baño en la casa. La descarga del baño o el deseo de bañarse más de una vez al día y un largo tiempo de estadía de los viajeros que lo visitaban, no lo dejaba dormir. Porque era muy consciente que tendría agua para su comunidad para no más de 10 años. Personalmente al escucharlo, sentí que la vida se me daba vueltas, no fue una tarea simple, pero de esa charla prolongada, sin tiempos, compartiendo la vida, nacieron proyectos que dieron la posibilidad a la comunidad de acceder a otras fuentes de agua y, sobretodo, de generar un protocolo sobre el comportamiento de los viajeros en su comunidad, dando pasos más concretos también en el saneamiento y aprovechamiento integral para riego.
En esta realidad nos queremos apoyar. Una vez más confirmamos que el turismo es un gran aporte al desarrollo sostenible.
Nuestra actitud frente a la naturaleza y la mala gestión que podamos hacer de sus recursos hoy deja graves secuelas. Por ello es necesario, por tanto, una mayor determinación. Si bien la responsabilidad por parte de los políticos y de los empresario es crucial, te invitamos a sumarte ofreciendo un tiempo en prepararte, ¿cómo?:
- Conociendo cuál es la situación del destino a visitar
- Adoptando un estilo de vida diferente, donde la sobriedad y la autodisciplina sean una característica
- Reflexionando sobre tus responsabilidades y sobre el impacto de tu viaje, sabiendo que no todo está permitido
- Educando y favoreciendo los pequeños gestos que nos permitan no desperdiciar ni contaminar el agua y que, al mismo tiempo, nos ayuden a valorar aún más su importancia
- Resguardando el consumo del agua, desde el tiempo de aseo, hasta la descarga del baño.
Cuidar el agua es un compromiso de todos y debemos asumirlo en cada acción que emprendamos. Como viajeros conscientes dejaremos nuestra huella en cada destino para hacer de este recurso esencial la clave para un desarrollo sostenible.
* Asesora Turismo Solidario Boomerang Viajes