Turismo gastronómico, una experiencia auténtica

Hay muchos motivos que dan inicio a un viaje y la gastronomía es uno de ellos. El Turismo Gastronómico es una forma de acercarnos a la historia y a la cultura de cada pueblo a través de sus sabores, aromas y texturas.

La gastronomía forma parte indispensable de un viaje pero, en el caso del Turismo Gastronómico, es la protagonista. Esta dupla permite, desde la degustación de un plato o la participación en la cosecha de sus ingredientes, conocer y ser parte de la cultura del lugar, conversara con sus productores, enriquecerse con historias ancestrales. “El vínculo entre la comida y el turismo ofrece una plataforma para la propagación de la cultura, el desarrollo económico local, las prácticas sostenibles y las experiencias gastronómicas, que ayudan a los destinos a comercializarse y fortalecer su imagen, como así también a apoyar tradiciones locales y su diversidad, aprovechando y premiando la autenCicidad”, define la Organización Mundial del Turismo (OMT).

Hay distintas formas de ser parte de este tipo de turismo:

Rutas y circuitos gastronómicos: pueden organizarse, por ejemplo, por producto (Ruta del Vino en Mendoza, Ruta del Queso en Suipacha, Ruta de la Yerba Mate o del Té en Misiones); por plato donde la cocina constituye el hilo conductor de la misma (el chivito en Malargüe, la centolla en Ushuaia); o étnico-gastronómicas con aquellos emprendimientos sustentados en la tradición gastronómica de pueblos inmigrantes (tortas galesas en Gaiman).

Mercados: reflejan la biodiversidad gastronómica y cultural de la región; permiten difundir la historia de los alimentos, sus principales características, beneficios y atributos; ofrecen comida tradicional; promueven ofertas gastronómicas más sensoriales/experienciales. El turista puede sentirse como un local, comprando o consumiendo los mismos ingredientes y productos que los lugareños, conocer sus gustos, sus técnicas de cocina, sus hábitos sociales e, incluso, hablar con los productores locales. En cada ciudad podemos encontrar un mercado como los reconocidos Public Market de Vancouver (Canadá), Borough Market de Londres (Inglaterra) o La Boquería en Barcelona (España). Y por supuesto, Argentina también cuenta con los suyos: el Mercado del Patio en Rosario (Santa Fe), el Mercado Norte en Córdoba, el Mercado de San Telmo y el Mercado del Progreso en Buenos Aires, el Mercado San Miguel en Salta, el Mercado Central en Mendoza, o el Mercado Armonía en Santiago del Estero.

Museos gastronómicos: son los guardianes del patrimonio gastronómico local. Pueden basar su contenido en una materia prima, productos o conjunto de ellos. En su recorrido podemos encontrar: utensilios y artesanías; elementos gastronómicos identitarios como materias primas, productos, platos tradicionales; recetarios; o maquinarias utilizadas para la elaboración de alimentos. Nos cuentan la historia de un alimento, su elaboración, así como su valor social.

Eventos: las fiestas gastronómicas regionales como la Vendimia en Mendoza, la de la Cereza en Los Antiguos (Santa Cruz), la Fiesta del Tamal en Chicoana (Salta), de la Ensaimada en San Pedro (Buenos Aires) o de la Empanada en Famaillá (Tucumán).

Sin dudas, el turismo asociado a la gastronomía enriquece a quien viaja y a quien lo espera para brindarle lo mejor de su tierra. Es un intercambio auténtico de cultura y saberes que hacen posible la realidad del Triple Impacto social, económico y ambiental.