Tierra del Fuego no solo es la provincia más austral del mundo sino que también es la primera de Argentina en adherir a los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS). Su capital, Ushuaia, es la combinación perfecta entre mar, montañas, bosques y lagos, que se conjugan además con el atesoramiento de hechos importantes en la historia del país.
Distintos museos muestran los rastros de los expedicionarios, los pueblos nativos, las colonias europeas, la comunidad aborigen Yámana, la memoria de lo ocurrido con Malvinas y, por supuesto, se puede visitar el Ex Presidio de Ushuaia y conocer las celdas en las que, entre otros, estuvo alojado el famoso “Petiso Orejudo”.
Te invitamos a recorrer sus principales atractivos:
Parque Nacional Tierra del Fuego
La naturaleza se hace presente a cada paso, pero en el Parque Nacional Tierra del Fuego con sus casi 70 mil hectáreas es donde el aire se respira aún más puro. Es el único parque nacional de Argentina situado entre las montañas y el mar, ya que uno de sus extremos bordea la costa del Canal Beagle.
Se lo puede recorrer con caminatas de dificultad baja, media o alta, que atraviesan bosques de lengas y coihues, bordean ríos, arroyos y lagunas y permiten descubrir especies autóctonas como el zorro colorado o el zorzal patagónico. A cada paso, las vistas panorámicas se hacen más atractivas, llegando a divisarse la cordillera fueguina y el Canal de Beagle.
Otras actividades son el canotaje guiado, los gomones o kayac para recorrer las aguas del Parque Nacional por el río Lapataia o el Lago Escondido.
Tren del Fin del Mundo
Un pintoresco paseo es subirse al Tren del Fin del Mundo y dejarse retroceder en el tiempo para revivir esos momentos en los que sus vagones eran ocupados por los presos que estaban encargados de conseguir materiales de construcción. Es por eso que en aquellos tiempos el tren partía desde la cárcel, hoy en cambio comienza en la Estación del Fin del Mundo para finalizar en la estación ubicada cerca de la entrada del Parque Nacional.
El recorrido atraviesa bosques de lenga y ñire, y el río Pipo. Durante el trayecto se realizan algunas paradas, como en la cascada Macarena, para conocer el lugar.
Por el Canal de Beagle
En la lista de paseos por Ushuaia no puede faltar navegar por las aguas del Canal de Beagle. En catamarán es posible llegar a las islas de los Pájaros y de los Lobos para encontrarnos con albatros, cormoranes, skúas, gaviotas, petreles y lobos marinos de uno y dos pelos. Una parada fotográfica es en el faro Les Eclaireurs (los exploradores, en francés), construido en 1920 y con una altura de 11 metros. También es posible bajar en algunas islas, conocer los pingüinos magallánicos y visitar la Estancia Harberton con su Museo de Aves y Mamíferos Marinos “Acatushun”.
Los más aventureros pueden disfrutar del Canal en kayak o hacer buceo para sumergirse y conocer las maravillas que se encuentran bajo sus aguas.
Puerto Almanza
Es un clásico pueblo de pescadores artesanales, al que el turista llega a través de embarcaciones para conocer la actividad principal de sus pobladores: la extracción de centollas y moluscos del Canal Beagle y la pesca del róbalo. También hay emprendimientos dedicados a la cría de mejillones, cholgas, erizos y truchas. Todo esto lo hace el lugar ideal para degustar platos de mar.
La ubicación de este poblado resulta ideal para explorar la zona costera y sus atractivos. A pocos kilómetros se encuentra la Estancia Harberton, propiedad de la familia Bridges, un sitio histórico que cuenta con un museo propio y una oferta de actividades como caminatas y navegaciones.
En 4×4
La aventura por Ushuaia se completa con una excursión en vehículos 4×4, donde los obstáculos del terreno suman adrenalina a la belleza natural del paisaje. En el camino se pasa por un valle glacial y se llega al mirador del Paso Garibaldi que marca el punto más alto por donde se cruza la cordillera y desde donde se puede apreciar una panorámica imponente del lago Escondido.
El antiguo camino de leñadores conduce hasta el Lago Fagnano, el más grande de la isla, que deslumbra con su reflejo turquesa. Y la travesía concluye con la frutilla del postre: la parada en una castorera en donde, mientras se disfruta de una merienda, se observa el ir y venir de los castores.
Sin dudas, vale la pena llegar hasta el “fin del mundo” para conocer cada rincón de esta hermosa ciudad de Ushuaia.
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