Eje Cafetero colombiano

Tradición, cultura y aventura

Colombia es mucho más que playas paradisíacas: también es cultura viva, tradición cafetera, montañas verdes, pueblos encantadores y las palmeras más altas que vi en mi vida. Visitar el Eje Cafetero, ubicado dentro del “Triángulo de Oro” (entre las ciudades de Bogotá, Medellín y Cali, las más pobladas del país), es una forma de conocer una Colombia más auténtica, con paisajes de fantasía y colores vibrantes.

¡Hola! Soy Sonia, del equipo de Boomerang Viajes, y hoy quiero hablarles del Eje Cafetero de Colombia, un destino que muchas personas no conocen. Fue un viaje que me sorprendió, y me gustó todo: la gente, los guías que me acompañaron, la tradición de las comunidades locales, la naturaleza imponente… 

Colombia es un país muy elegido por viajeros, pero la mayoría se queda solo con las playas. El Eje Cafetero cuenta con paisajes increíbles, mucha historia y cultura, aventura, naturaleza y pueblos súper pintorescos. Es una gran opción para complementar los días de descanso en el mar, disfrutando de una Colombia más real, en el corazón de su desarrollo económico, social y cultural.

Para quienes amamos el café, esta región nos ofrece una oportunidad para conocerlo a fondo en una tierra donde las condiciones climáticas permiten obtener granos de la más alta calidad. De hecho, hay quienes dicen que aquí se produce el mejor café del mundo. Pudimos ver todo su ciclo productivo, aprender de su historia y afinar el paladar degustando junto a expertos en un lugar donde la tradición cafetera se vive en cada pueblo y en cada finca. 

El Paisaje Cultural Cafetero de Colombia fue declarado Patrimonio Mundial por la Unesco en 2011, por su importancia en la historia y la identidad del país. Las ciudades, pueblos y fincas que se alojan en las cadenas occidental y central de la Cordillera de los Andes comprenden una región clave en el desarrollo económico y cultural del país, y nos ofrecen paisajes y actividades de lo más variadas.

 

 

El Eje Cafetero está compuesto por tres departamentos: Caldas (con ciudades como Manizales), Risaralda (donde se encuentra Pereira) y Quindío (donde está Armenia y pueblos como Salento y Filandia). Yo llegué en avión, desde Bogotá, a Armenia, una de las ciudades con aeropuerto que hay en la zona. Las otras dos opciones son Pereira y Manizales. 

Un entorno natural

Desde el primer momento que puse un pie en este lugar, me desconecté de todo. Mi realidad quedó atrás y me sumergí en un entorno único, donde predomina la naturaleza: una vegetación bien verde y abundante que se abre paso entre las colinas y las nubes nos habla de una tierra muy fértil y única en el mundo.

Los cultivos y bosques en alta montaña ofrecen un paisaje increíble y reflejan una tradición centenaria y sostenible en la producción no solo de café, sino también de frutas como palta, plátanos o cítricos. 

Es esta zona de tradición agrícola y rural, en los últimos años se fue desarrollando una oferta turística muy variada. Tanto los pueblos como las ciudades cuentan con alojamientos para todos los gustos y muchas fincas combinan su actividad productiva con propuestas para que los viajeros vivan en primera persona la tradición local. 

Para tener en cuenta: hace calor todo el año, con bastante humedad, lluvias recurrentes y en altura, así que puede tomar un tiempo acostumbrarse al ambiente. Los cafetales se encuentran a altitudes promedio entre los 1.200 y 1.800 metros sobre el nivel del mar. 

Turismo rural en las fincas 

Recorrer el Valle de Cocora fue una experiencia inolvidable. La integración y contrastes entre la vegetación autóctona, las flores y frutos de colores, con los cultivos que se extienden hacia arriba y las altísimas palmeras, es una verdadera joya. Lo mejor fue hacerlo junto a un guía local que no solo nos habló del desarrollo productivo y sostenible del café y otros cultivos, sino que también nos transmitió un gran amor y pasión por su tierra. 

Alojarse en una finca puede ser una excelente opción para aquellos que quieran vivir la tranquilidad del campo y disfrutar de estos paisajes desde el inicio del día. Muchas ofrecen actividades como paseos por la montaña en diferentes formatos: a pie, a caballo o en vehículos 4×4. Cabe destacar el cuidado con el que tratan y la conexión que tienen con sus animales.

Pueblos de colores

Los pueblos escondidos entre las montañas son un atractivo aparte. Hay varios. Yo estuve en Salento y Filandia, un pueblo bellísimo que se siente como estar en un cuento. Lo visité de noche, y me quedé con ganas de dedicarle un día entero a recorrerlo. Un dato: ahí se firmó parte de la novela “Café con aroma de mujer”.

La arquitectura es tradicional, de estilo colonial y muy colorida. Son poblados tranquilos que invitan a estar a otro ritmo, con bares que sacan mesas a la calle y ponen música. Y todos tienen muchas opciones de alojamiento y gastronomía, y en todos lados está muy presente la artesanía local. Algo que se destaca es la amabilidad y calidez de la gente. 

Sabores de Colombia 

La tradición colombiana también se vive en la gastronomía. Abundan las frutas (¡en el país hay más de 200 variedades!) como el plátano y la palta, el pescado, el cerdo, las legumbres y las ensaladas con muchos colores. 

Los ingredientes locales predominan, así que vas a tener la oportunidad de vivir en el paladar una auténtica Colombia. Eso sí: si sos una persona con restricciones alimentarias o de gustos muy específicos, te recomiendo que preveas las opciones disponibles de los lugares a los que vayas. No siempre tienen muchas alternativas. 

Tradición y cultura viva 

Hay muchas opciones de experiencias culturales tradicionales. Si visitás esta región, no podés perderte una degustación de café de la mano de un experto local. Aquí aprendimos a apreciar el grano y la bebida desde todos los sentidos, conocer mejor su proceso, preparación y el ritual que lo rodea. 

La artesanía también está muy presente. Hay restaurantes y alojamientos que están decorados casi íntegramente por productos de artesanos locales, y muchas comunidades abren sus puertas para que los viajeros vivan la experiencia de conectar con prácticas ancestrales como la cerámica o la cestería con sus propias manos. Es una gran opción para coronar una jornada de intensa caminata en altura.

Este es un destino único en el mundo y con una gran riqueza natural, cultural, social y comunitaria. En un país tan grande y diverso como Colombia, puede ser un gran complemento para destinos de playa sobre el mar caribe e incluso un turismo de ciudad en Bogotá, la capital del país que se destaca por sus museos. 

Impacto positivo 

El Eje Cafetero es un símbolo de producción y desarrollo sostenible, y esa mirada está muy presente en su gente, sus comunidades y muchos de sus prestadores turísticos. Visitarlo como un viajero consciente es una oportunidad para no solo vivir una experiencia auténtica, sino también dejar una huella positiva a partir de una actividad responsable, intercultural, ecológica y local. 

Desde Boomerang Viajes podemos acompañarte a planificar vacaciones únicas, que se adapten a tus necesidades, gustos y ritmos como viajero. Pero además, como empresa de turismo solidario y sostenible, te aseguramos una experiencia de intercambios auténticos que enriquezcan, donde el turismo aporta al desarrollo económico del destino así como a su revalorización y resguardo cultural. 

Trabajamos para que tu viaje no se quede solo en lo que todos conocen de un destino, sino que ponemos en valor nuevos paisajes y sus comunidades. 

A la hora de organizar un programa, sea un paquete prediseñado o un itinerario a medida, nuestros sellos son una guía para asegurar el impacto positivo (más información aquí). Si querés conocer Colombia y su cultura cafetera, podés hacerlo de forma consciente y responsable con el entorno y las personas. ¡Escribime a ventas@boomerangviajes.tur.ar y organicemos juntos tu viaje!