Si hay una provincia Argentina que lo tiene todo, esa es Catamarca. Valles, puna, dunas, salares y salinas, termas, ríos, montañas, volcanes y, sobre todo, mucha historia y cultura ancestral en cada uno de sus rincones.
Desde su nombre, Catamarca ya rinde homenaje a la cultura quichua, significando Fortaleza en la falda, por su emplazamiento geográfico. Lista para ser visitada durante todo el año, sus atractivos se encuentran a lo largo de todo el territorio.
La capital de la provincia, San Fernando del Valle de Catamarca, cuenta con todos los servicios para recibir al turista y ser el punto de inicio para conocer la provincia. Nos permite ir adentrándonos en la historia y la cultura con sus distintos museos (Arqueológico, Bellas Artes, De la Ciudad, De la Virgen), contemplar el espíritu religioso a través de la Catedral Basílica Nuestra Señora del Valle y la Gruta Virgen del Valle, y conocer las manos artesanas en la Casa de la Puna o en el Mercado Artesanal. Pero hay tres lugares que, sin dudas, no se pueden dejar de visitar:
- Fábrica Artesanal de Alfombras
Ingresar a la Fábrica Artesanal de Alfombras es descubrir el patrimonio textil y cultural de las hilanderas catamarqueñas con sus saberes que se transmiten de generación en generación. Este taller escuela, creado en 1954, es todo un símbolo de Catamarca desde el que salen hacia el mundo cientos y miles de alfombras y tapices hechos a mano. Una visita guiada permite conocer los secretos de la técnica oriental milenaria que utilizan para trabajar los hilos, ver las manos de las tejedoras en plena acción y descubrir cómo van dando forma en sus telares a exclusivos diseños con motivos típicamente norteños y florales.
- El Jumeal
A solo 4 kilómetros del centro de la ciudad, El Jumeal invita a un primer contacto con la flora autóctona en un paseo que puede hacerse a pie o en bicicleta. Lapachos y jacarandás floridos en primavera, e imponentes cactus en la montaña, se pueden ver a lo largo del camino. Su elevación a 700 msnm es ideal para hacer una pausa en uno de los paradores y apreciar desde lo alto tanto la urbanidad como el paisaje verde y montañoso.
- Pueblo Perdido de la Quebrada
Con una primera parada en el centro de interpretación, se accede a El Pueblo Perdido, un pequeño poblado típico andino que nos retrotrae en el tiempo, permitiendo conocer la forma de vida de los primeros catamarqueños a través de lo que quedó de una civilización que dominó las tierras de La Quebrada hace más de 1.500 años.
Comenzando a conocer el interior de la provincia, la región del Centro atrae por la belleza de sus pueblos: Ambato, Capayán, Fray Mamerto Esquiú, Paclín y Valle Viejo. En los meses de calor se pueden visitar las villas veraniegas El Rodeo, Las Juntas, La Puerta, o realizar actividades náuticas en Dique Las Pirquitas. La Cuesta del Portezuelo, con sus más de 300 curvas, es una invitación de la naturaleza para apreciarla en todo su esplendor, con los cóndores que sorprenden a lo largo del camino y vistas de paisajes que parecen sacados de películas.
En el departamento de Paclín, se encuentran los Túneles de la Merced, un proyecto de mediados del siglo XX que pretendía realizar la unión ferroviaria entre Catamarca y Tucumán pero nunca se concretó y hoy es un excelente lugar para hacer safari fotográfico. Además, el Dique de Sumampa, elegido como el lugar de Catamarca con mayor biodiversidad de aves, es ideal para practicar actividades náuticas y la pesca deportiva de pejerrey, pero también invita a largas caminatas por senderos llenos de vegetación, flores y pájaros.
Ancasti, El Alto, La Paz y Santa Rosa son las localidades que forman la región Este de la provincia. Además de actividades náuticas en los diques de la zona, trekking en las Yungas, safaris fotográficos y avistaje de flora y fauna, la región se caracteriza por su gastronomía regional y sus sitios arqueológicos: La Tunita, La Candelaria y Las Cuevas de Oyola.
El parque arqueológico La Tunita, ubicado en Ancasti, guarda pinturas rupestres que permiten observar el complejo arte de la cultura Aguada que data de 300 al 1.200 d.C. La Candelaria es otro sitio Arqueológico de arte rupestre, en la amplia cueva hay una gran cantidad de pinturas muy bien conservadas, describiendo rituales chamánicos, personajes humanos con cabeza de felinos, serpientes, pumas, llamas, etc.
Dentro de la región Oeste, formada por Andalgalá, Belén, Pomán, Santa María y Tinogasta, hay muchos lugares para enamorarse. Junto a la Ruta del Telar, en Belén, se destacan:
- Dunas de Tatón: son las más altas del mundo y se encuentran en Tinogasta. Este mar de dunas se impone majestuosamente e invita a dejarse llevar por la contemplación, aunque los más inquietos pueden recorrerla haciendo sandboard o travesías en 4×4.
- Ruta del Adobe: a lo largo de 55 kilómetros entre Tinogasta y Fiambalá, se extiende un circuito de bellos poblados, con casonas, estancias, capillas e iglesias, que combinan la madera y el adobe en sus construcciones.
- Termas de Fiambalá: a los pies de la Cordillera de los Andes, con aguas termo-minero-medicinales que emergen a 1.750 m.s.n.m., estas termas ofrecen la oportunidad de regalarse un tiempo de relajación en un entorno rodeado de naturaleza. Catorce piletas de piedra cordillerana con temperaturas que varían entre los 28° C y 51° C., renovarán las energías para continuar viaje.
- Los Seismiles: una aventura imperdible para montañistas y audaces, en la que al ascenso por increíbles cerros se suma el encuentro con diferentes volcanes como el Pissis, Ojos del Salado, Walter Penck y el Incahuasi.
La última de las cinco regiones en las que se divide turísticamente Catamarca, es la Puna. Allí se encuentran Antofagasta de la Sierra y Norte Grande de Belén con una variada propuesta que combina volcanes, salares, lagunas y culturas ancestrales:
- Campo de Piedra Pómez: ¿Te imaginás 25 kilómetros solo de roca blanca? Así es el Campo de Piedra Pómez que se fue formando por los vientos que descienden de los Andes, creando formas y esculturas que dejan maravillado a quien lo recorra.
- Volcán Galán: la ausencia de toda vegetación a su alrededor le dio el nombre de Galán que en quechua (Kkala) significa “desnudo”. Este volcán, resultado de una erupción ocurrida hace 2.200.000 años, es un hermoso lugar para el avistaje de aves, de fauna y flora, y para realizar safaris fotográficos y trekking, además de montañismo. Allí se encuentra también la Laguna Diamante, un espejo de agua tan transparente y atractivo como enigmático en su composición, ya que es extremadamente alcalina y con altísimos niveles de salinidad y arsénico. Otra laguna dentro del circuito del volcán Galán es Laguna Grande, que alberga tres especies de flamencos rosados y parinas, con una población que supera los 18.000 ejemplares. Siguiendo el recorrido, es posible visitar las termas de La Cocha o las de Agua Caliente.
- Salar del Hombre Muerto: rodeado de cordones de cerros, constituye un paisaje de origen volcánico que también evidencia procesos erosivos glaciares. Es uno de los yacimientos más importantes de litio y sales de bórax en general. En el borde de este salar están las antiguas minas de oro de Incahuasi, que fueron explotadas por los incas y posteriormente, por los españoles.
- El Salar de Antofalla: su extensión es casi como el largo de la provincia de Catamarca. Con 163 Kilómetros es el segundo más extenso del mundo y, encerrado entre las sierras de Antofalla y de Calalaste, deslumbra con su infinidad de colores.
Un viaje con infinidad de variantes para todas las edades y preferencias, en donde la naturaleza y la historia son protagonistas, es la propuesta que brinda Catamarca y que en Boomerang Viajes te podemos armar a medida para que conozcas los secretos más bellos de esta tierra.
Fuente: Turismo Catamarca